La historia sobre el traje típico de Baja California Norte cuenta que,
luego de su nacimiento, en 1952, como nuevo estado mexicano, su primer
gobernador constitucional, don Braulio Maldonado Sandez, se impuso la tarea de
dotarlo con su propio escudo, su himno y su traje típico regional.
Respecto al traje típico regional, la historia narra que “la señora Anita
Williams hizo un estudio muy concienzudo sobre la vida de los indígenas que
poblaban estas tierras inhóspitas, encontrando que la vestimenta de la mujer
era una falda hecha con tiras de sauce y llevaban un pectoral de cuentas y
chaquira.
Como dicho atuendo no es muy propio para lucirlo como traje regional, se convocó a un concurso para elegir la vestimenta que representaría a Baja California”.
Como dicho atuendo no es muy propio para lucirlo como traje regional, se convocó a un concurso para elegir la vestimenta que representaría a Baja California”.
Dicha convocatoria, publicada a partir del 5 de marzo de 1954 en los
principales diarios de aquel entonces en Mexicali, estuvo a cargo de la primera dama,
doña Carlota Sosa y Silva de Maldonado.
El concurso se desarrolló en “el extinto Parque Hidalgo a un costado del
Casino de Mexicali por la calle L con un lleno total, quedando mucha gente sin
poder entrar, definitivamente fue “El Evento del Año”.
Concursaron veintiséis trajes procedentes de Tijuana, Tecate, Ensenada y
Mexicali, quedando como finalistas cinco trajes, que ocuparon los siguientes
lugares:
- Primer Lugar: “Flor Cucapá”, confeccionado por la Profesora María de la Cruz Pulido Vera y modelado por la señorita Carmelita Gil.
- Segundo Lugar: “Península”, confeccionado por un joven modista de Tijuana y modelado por la señorita Lolita Martínez.
- Tercer Lugar: “Remembranzas”, confeccionado por la señorita Alicia Rodríguez de la ciudad de Ensenada y modelado por la señorita Rosa María Rodríguez.
- Cuarto Lugar: Vestido confeccionado por la señora Lolita de García y modelado por ella misma.
- Quinto Lugar: Vestido confeccionado por Cocoyo Palomera y modelado por la señorita Farina García.
El traje ganador, que concursó bajo el seudónimo “Flor cucapá”, fue
ungido como tal por aclamación popular, porque se consideró que llenaba la
aspiración de lo que debía representar los orígenes de la raza aborigen y sus
costumbres regionales.
Este atuendo que, según descripción oficial, “es nuestro traje regional,
lleva bordadas dos épocas: en la falda la idea del mar y sus productos, con una
máscara al frente en cuyos ojos vacíos vemos a aquellos nómadas
bajacalifornianos, sin visión ni destino, que apenas vivían, pero que nunca
fueron esclavos.
En la blusa bordada está una figura humana con los brazos
extendidos a todos los horizontes, una mitad representa al mar; la tierra, la
otra; su cuerpo es una mota de algodón. Tanto el rebozo como todo el conjunto
llevan motivos de la producción y la vida diaria del Estado.