Ubicación geográfica
Los coras son un grupo étnico que vive en la sierra nayarit,
y más precisamente en el municipio de El Nayar, en el oriente del estado de
Nayarit (México). También tienen asentamientos en el estado de Jalisco, vecino
de Nayarit.
Los coras se nombran a sí mismos nayeeri, etnónimo del que
deriva el nombre del estado de Nayarit. En 1995, el Instituto Nacional
Indigenista, antecedente de la actual Comisión Nacional para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas de México, calculaba que el grupo estaba compuesto por
una población étnica de alrededor de 23 mil 500 integrantes.
Lengua indígena
El cora (también llamado chora o chota) es una lengua
uto-azteca hablada en México por los coras, que se denominan a sí mismos
Naáyarite. Los cora habitan en la sierra norte del estado mexicano de Nayarit,
Jalisco, Durango (nombre derivado de Naáyarite).
El cora es una lengua mesoamericana que muestra muchos de
los rasgos definitorios del área lingüística mesoamericana. La lengua cora
tiene reconocimiento oficial por la "Ley de Derechos Lingüísticos"
que la reconoce como una "lengua nacional" junto con otras 62 lenguas
indígenas y el español, y tiene la misma "validez" en México que el
español o las otras lenguas.
Vestimenta
La forma de vestir de hombre es sencilla; calzón de manta
que se amarra de la cintura y a la altura de los tobillos, la camisa puede ser
de cualquier tela fresca y los colores más usuales son los de tono fuerte;
rojo, azul turquesa, amarillo, verde y siempre de manga larga, los huaraches:
los hay de dos tipos los de dos hebras (de orcapollo) que se sostienen con una
en el dedo gordo y se lía con la otra punta por el talón y tobillo.
El otro
estilo con tejido de petalillo y cubre completamente el pie dejando sólo
descubiertas la puntas de los dedos y el talón, los más curiosos les graban su
nombre y los adornos con casquillos y en la suela de vaqueta se le incrustan
garbancillo de metal, pues de esta manera "al bailar la tarima", lo
hacen con bastante sonoridad llegando en ocasiones a opacar el dibujo rítmico
de los violines y guitarras, viniendo unos solos entre el bailador y el músico del
tambor, sacando agilísimos pespunteaos y redobles.
Utiliza sombrero de dos tipos: el de comal con ala amplia y
de cuatro pedradas, pintado de blanco para que se endurezca, éste es utilizado
por los Coras más conservadores y por los ancianos. El sombrero de soyate; se
trenzan largas tiras de una palmilla propia de la región llamada soyate y se
unen cocidas a mano por lo ancho hasta darle la forma de sombrero también es de
cuatro pedradas.
La mujer usa falda de color fuerte con olán de tela
estampada de color contrastante, comúnmente de tono de la blusa. Recientemente
por razones escénicas se le ha hecho algunas adaptaciones como utilizar la
falda corta arriba del tobillo, pero respetando su colorido.
Comida tradicional
Es rico el municipio en la preparación de diferentes
platillos de mariscos en especial de camarón; también se tienen alimentos
preparados con carne de res y aves. Las bebidas tradicionales son el tejuino y
agua de cebada, jamaica, nanché y tamarindo.
Costumbres y tradiciones
Las fiestas llamadas del mitote son dedicadas al cultivo de
maíz y se realizan en todas las comunidades; empiezan en mayo y terminan en
junio. La primera corresponde a "la chicharra" que es un llamado a
las lluvias; un segundo momento, denominado de las "primicias" o los
primeros frutos es cuando ya ha nacido la planta, y por último, cuando se
cosecha el maíz se lleva a cabo la fiesta del “maíz tostado".
Dentro de las fiestas destacan la del día de muertos (1 y 2
de noviembre), la de los Santos Reyes (6 de enero), la del apóstol Santiago (25
de julio), la del arcángel san Miguel (29 de septiembre) y la de la Virgen de
Guadalupe (12 de diciembre). En ellas, además de bailes y danzas, comida,
bandas y música, se efectúa el cambio de cargos de los mayordomos, tenanches y
demás autoridades que participan en la organización de las fiestas.
Los mitotes, como ya se señaló, están íntimamente
relacionados con los ciclos agrícolas: el día en que se bendicen las semillas
que se sembrarán (2 de febrero, día de la Candelaria), el inicio de la época de
lluvias, el día de la siembra y de la cosecha, etcétera. Pueden tener un
carácter comunal o familiar, contando en ambos casos con cantadores, músicos,
danzantes y los narradores de los mitos correspondientes.
Se ofrenda comida y
objetos sagrados tales como maíz rojo, algodón, flechas con plumas y agua de la
laguna de Santa Teresa. En este espacio se narran los mitos de origen y las
historias antiguas.
En sus templos, ya sea construidos o adaptados en grutas,
mezclan ídolos con imaginería cristiana, pero adoran principalmente al Sol, las
estrellas y el agua. Creen que la muerte es sólo un sueño.
Música tradicional
La cultura expresiva del pueblo náayari (plural: nayáarite),
o cora, tiene su veta en la música de la tradición del Gran Nayar. Escuchar los
cantos del siglo pasado nos remite al espíritu de lo colectivo y lo familiar,
nos lleva a paisajes de la Sierra Madre Occidental, a un pueblo y una cultura
que se han caracterizado por su resistencia al cambio y las conquistas; y nos
lleva a su persistencia por recrear y vivir la cultura del maíz, conservar los
bosques, los árboles frutales, los animales, los sistemas de cargos
ceremoniales y, sobre todo, la privacidad de su cultura, una característica muy
propia de este pueblo. Los coras son portadores de una fabulosa tradición
ceremonial.
Vivienda
En Jesús María, pueblo que se encuentra a orillas del río
del mismo nombre, las casas de los Coras son de adobe con techo de teja y de
ladrillo. En general, la vivienda Cora consta de dos cuartos, uno utilizado
como recámara y el otro como cocina que es donde se encuentra el fogón. Las
casas de los indígenas cuentan con patios con bardas de piedra donde cultivan
árboles frutales y algunas hortalizas
Ocasionalmente, en los patios también se prende el fogón de
barro para cocinar los alimentos del día. En este renglón hablaremos de algo
muy importante como repercute el hecho de que los niños y niñas pertenezcan al
grupo de jornaleros.
Primeramente en el marco educativo muchos de ellos tienen que abandonar la escuela para ayudar pese a su corta edad al gasto familiar, o bien dedicarse al cuidado de sus hermanos menores mientras que los adultos prestan sus servicios como asalariados agrícolas, debido a las precarias condiciones de vida en la que viven la mayoría de ellos, también repercute en la poca o nula atención que los padres de familia pueden brindar a sus hijos, agregándole a esto el mínimo tiempo que se dedica a la convivencia familiar.
Todos estos aspectos de inestabilidad afectan de manera
emocional a los menores que tienen que asumir responsabilidades de adulto,
transformando todo el núcleo familiar al englobarse solo en una dinámica de
trabajo que por consecuencia desaparece otros espacios.