Biografía
(Jorge Alberto Negrete Moreno; Guanajuato, 1911 - Los Ángeles, 1953)
Cantante y actor mexicano cuyo atractivo personal y voz inconfundible le
elevaron a la categoría de mito de la música de su país.
A ello contribuyeron sin duda sus apariciones cinematográficas y sus
tumultuosas relaciones sentimentales con conocidas estrellas del momento.
En un México que aún padecía las secuelas de los enfrentamientos
civiles de la Revolución, el estilo patriótico de las canciones de Jorge
Negrete, en las que se ensalzaban valores como la virilidad, el valor o la
familia, cuajó en el seno de una sociedad necesitada de mitos sobre los que
reconstruir una identidad nacional.
A los 16 años ingresó en el Colegio Militar; curiosamente, Negrete
parecía iniciar una carrera prometedora: pronto se graduó como teniente de
administración y, en 1930, fue ya nombrado capitán segundo y efectuó estudios
militares en París y Roma.
Pero paralelamente a sus labores castrenses, Negrete tomaba clases de
canto con el prestigioso maestro José Pierson, lo que le permitió empezar a
cantar para la radio.
Cuando en 1930 interpretó por primera vez en la cadena de radiodifusión
XETR conocidas arias operísticas y canciones de compositores mexicanos,
empezaba para aquel joven, de apenas veinte años, una vertiginosa y frenética
carrera hacia la fama y el estrellato.
Después de cantar ópera (llegó a grabar algunas óperas en 1932 bajo el
seudónimo de Alberto Moreno) y actuar en la radio y en revistas musicales de su
país, como la popular Calles y más calles en el teatro Lírico (1935), con
canciones del maestro Juan S. Garrido, Negrete trabajó también en los más
prestigiosos escenarios de Estados Unidos, desde donde saltó a los grandes
teatros mundiales.
La gran calidad de su voz y su aspecto viril y distinguido le
permitieron ganar una rápida celebridad en los escenarios mexicanos y
extranjeros.
Figura entonces versátil, se dedicó también al toreo, y en 1940 quiso
participar en la Segunda Guerra Mundial como soldado estadounidense, pero no se
le permitió alistarse.
Jorge Negrete debutó en el cine con La madrina del diablo (1937), y
desde entonces intervino en un total de treinta y ocho películas.
Popularizó así la llamada comedia ranchera, en la que encarnaba al
personaje del "charro cantor", el macho valiente, buen tipo,
adinerado, mujeriego, vital y arrogante. En sus actuaciones en vivo y, por
supuesto en la gran pantalla, el carismático actor nunca dejó de interpretar
dicho papel.
Podría en cierta manera decirse que Jorge Negrete se interpretaba a sí
mismo, ya que popularizó el papel de charro tanto en la ficción como en la vida
real, escenario en el cual sus romances nada tenían que envidiar a los de sus
personajes cinematográficos.
Sus matrimonios con Elisa Christy y Gloria Marín naufragaron en los conflictos
surgidos de los devaneos amorosos unas veces y de los chismes otras, y no fue
hasta su tardío tercer matrimonio con la brillante María Félix, famosa a su vez
por su vida licenciosa y frívola, que Negrete lograría una relación estable.
En todas sus películas, de marcado carácter folclórico, el arte de la
charrería tenía un papel primordial. Y es que el mismo título de algunas de sus
películas, como Si Adelita se fuera con otro, que hace referencia directa a una
popular canción de la revolución mexicana, o No basta ser charro, constituían
un preludio inequívoco del argumento que iba a desarrollarse en la pantalla.
El guión de todos los filmes estaba perfectamente planificado y
estructurado para la exhibición personal de Negrete como galán y también como
intérprete de canciones mexicanas entrañables para el gran público, por lo que
todas sus películas contaban con una cuidada selección de temas musicales.
Interpretó también, sin embargo, algunos melodramas y cintas de diferente
índole, como El rapto, de Emilio Fernández.
Entre sus primeros filmes cabe mencionar La Valentina, Perjura, Juan
sin miedo y Juntos pero no revueltos (1938).
Obtuvo un éxito clamoroso con ¡Ay Jalisco no te rajes!, película
realizada en 1941 y dirigida por Joselito Rodríguez, por cuya interpretación
recibió un año después de su rodaje el premio a la mejor actuación masculina,
otorgado por la Asociación de Periodistas Cinematográficos Mexicanos.
Le siguieron nuevos éxitos como Historia de un gran amor, Así se quiere
en Jalisco (1942), dirigida por Fernando de Fuentes, El peñón de las ánimas y
Tierra de pasiones (1942), Cuando quiere un mexicano y también Me he de comer
esa tuna (1944), uno de los títulos míticos de la filmografía de Negrete.
Su frenética actividad continuó en los años siguientes con Canaima,
Hasta que perdió Jalisco, No basta ser charro, Camino de Sacramento y Gran
Casino (1947), película dirigida por Luis Buñuel.
Posteriormente llevó a cabo la segunda versión de Allá en el Rancho
Grande, Si Adelita se fuera con otro (1948), película del director Chano
Urueta, La posesión (1949), Dos tipos de cuidado, Tal para cual (1952) y
Reportaje y El rapto (1953), sus dos últimas.
Negrete y María Félix en El rapto (1953)
En sus películas y actuaciones, Negrete solía ataviarse como un
auténtico charro, luciendo chaqueta bordada, pantalón ajustado, camisa blanca
con corbata de moño y un sombrero de ala ancha y alta copa cónica.
En el escenario y en el plató deambulaba con la arrogancia que
caracteriza a un duro rompecorazones de tierna y dulce sonrisa, siempre a punto
para el lance amoroso. Y es que probablemente el encanto que el fiel público
femenino hallaba en Negrete residía en que sabía conjugar en sus personajes
rasgos opuestos, como el galán rudo dotado al mismo tiempo de una lánguida y
enigmática mirada.
La instantaneidad que caracteriza al arte de la fotografía supo plasmar
a la perfección esta dualidad carismática de Negrete.
En las fotografías que le inmortalizan suele aparecer con la cabeza altivamente erguida, como si desafiase al mundo, y cantando, seguro de sí mismo, con extrema gallardía.
En las fotografías que le inmortalizan suele aparecer con la cabeza altivamente erguida, como si desafiase al mundo, y cantando, seguro de sí mismo, con extrema gallardía.
Pero Negrete puede ser también un amante despechado con profundas
heridas de amor; su mirada combina entonces el atrevimiento con un suave toque
de insolencia, que invita al juego amoroso, al tiempo que sus labios a duras
penas logran sostener un cigarrillo.
Pese a que durante los algo más de veinte años de su vida profesional
mostró una imagen estereotipada de galán solícito, atento y cortés con las
mujeres, y también de duro castigador si la ocasión o el guion lo exigían, tras
esta imagen comercial y publicitaria, destinada a no defraudar a un público
siempre creciente, se escondía un Jorge Negrete desconocido, maduro y
consciente de la dimensión de su carrera.
Se ha hablado mucho de lo que la industria cinematográfica mexicana
debe a Jorge Negrete.
Efectivamente, interpretó la primera película mexicana que incorporó el
color en la pantalla (Así se quiere en Jalisco) y estuvo dirigido por
directores famosos como Luis Buñuel y Chano Urueta, además de Fernando de
Fuentes, uno de los directores cinematográficos más importantes del cine
mexicano de los años treinta y cuarenta.
Fernando de Fuentes, que había iniciado la era industrial del cine
mexicano con la primera versión de Allá en el Rancho Grande (1936),
interpretada por Tito Guízar, había puesto además de moda con dicha película la
producción de comedias rancheras, un género que parecía hecho a la medida de la
capacidad creadora y artística de Jorge Negrete.
No es pues de extrañar que Fernando de Fuentes y Negrete trabajaran
juntos en películas inolvidables como Así se quiere en Jalisco (1942), Hasta
que perdió Jalisco (1945) y la segunda versión de Allá en el Rancho Grande
(1948), manteniendo la vitalidad de un género gracias al cual Negrete se
convirtió en un embajador de la cultura y el folclore mexicanos.
Negrete contribuyó además a fundar el Sindicato de Trabajadores de la
Producción Cinematográfica de la República Mexicana, y la Asociación Nacional
de Actores.
En su faceta de cantante popularizó canciones como La feria de las
flores, Jalisco, Allá en el Rancho Grande o Las mañanitas, que forman parte ya
de la cultura identificativa del país, abriendo una escuela entre cuyos máximos
representantes se encuentran Aceves Mejía y Pedro Infante.
En 1953, cuando parecía haber llegado a la plenitud y madurez tanto
profesional como personal y sentimental, falleció, poco después de haber
contraído matrimonio (1952) con la también actriz mexicana María Félix, famosa
tanto por sus interpretaciones en el cine como por sus devaneos amorosos.
Ambos habían trabajado juntos por primera vez en la película El peñón
de las ánimas, que fue además la primera intervención cinematográfica de la
entonces joven María Félix.
Con su muerte desaparecía uno de los actores y cantantes más
entrañables e internacionales del cine mexicano.
Sin embargo, Jorge Negrete permanecerá siempre en el recuerdo de los
cinéfilos y su nombre ocupa con todo merecimiento uno de los puestos de honor
más destacados de la cinematografía y la canción mexicanas.
A lo largo de toda su carrera, Negrete difundió y popularizó la música,
las canciones y la cultura mexicana por todo el mundo; para ello se valió de su
potente y extraordinario chorro de voz, un genuino instrumento que sabía
modular a la perfección, plasmando con profundo y desgarrado sentimiento tanto
el amor como el desamor, el más tierno cariño o el más arraigado y triste
resentimiento.
Personaje entrañable, posiblemente fue su temprana muerte, acaecida
cuando contaba poco más de cuarenta años y se encontraba en la plenitud de su
vida tanto personal como profesional, la que le otorgó la gracia de la
inmortalidad, permaneciendo siempre su nombre como un vivo recuerdo en la
memoria popular y en la de las nuevas generaciones.