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Guarijíos


Guarijío. Es un grupo indígena que actualmente habita en la Sierra Madre Occidental entre los estados de Sonora y Chihuahua, México.

Los guarijíos se autodenominan macurawe o macoragüi, término que significa los que agarran la tierra o los que andan por la tierra.

Actualmente integran una población de 1,100 habitantes.

Historia

No existen muchas referencias sobre la historia de este grupo. La evangelización y conquista de los makurawe fue una empresa difícil. La iniciaron los jesuitas en 1620 y tuvieron que invertir bastante tiempo hasta ser aceptados por estas tribus, estableciendo una misión en Chinipas. Los misioneros se dieron cuenta que a pesar de haber dado apoyo a las misiones los grupos seguían practicando sus ritos y costumbres ancestrales.

En 1632, los guarijio de Chinipas (en Chihuahua) se alían con otros grupos y se levantan contra los jesuitas, matando, quemando y destruyendo todas las posesiones de los misioneros. Esta acción trajo consigo una fuerte represión por parte del ejército de la Colonia y los guarijío se dispersan por diferentes rumbos. Unos se remontan a la cercana Sierra Tarahumara, adaptando su lengua y costumbres a las de los tarahumara, y otros se reúnen con los Sinaloa adaptando la lengua y costumbres de los yoreme. Actualmente los Guarijío siguen divididos en estos dos grupos sin mantener relaciones entre sí.


En 1683, cuando inicia el desarrollo de la industria minera y ganadera, ambas concentradas en Alamos, los guarijíos se confunden con los mayos y despojados de su territorio original no participaron del proceso de mestizaje, con lo cual pudieron mantener un espacio propio que les permitió afianzar su identidad cultural y su sentido de grupo frente a los otros pueblos.

A mediados del siglo XIX su historia está determinada por la de la familia Enríquez, quienes se trasladan a Sonora y se asientan un su territorio, abriendo grandes fincas y haciendas. Los guarijío trabajan en sus tierras a cambio de maíz y alimentos, y para ganar dinero salen a trabajar a los campos agrícolas del valle del Mayo y del Yaqui, Caborca o Sinaloa.

 

A principios de la década de 1970, establecieron contacto con los guerrilleros de la Liga 23 de Septiembre y consideran su situación de grupo desposeído. Los Enriquez no les apoyan y, ante su negativa, asesinan a dos de ellos, el ejército encarcela a los guerrilleros y la población guarijía es nuevamente reprimida.

A mediados de los setenta, el canadiense Edmundo Faubert contacta con los guarijíos e inicia gestiones ante el gobierno estatal y el federal para reconocer este grupo.

En 1982, se constituyen dos ejidos: Burapaco y Los Conejos, conformando un gobierno tradicional y obteniendo créditos e infraestructura para su desarrollo cultural.

Desarrollo económico

Hoy en día, los Guarijíos son ganaderos, pero también cultivan maíz, frijol, calabaza y hortalizas en las laderas de los montes, en la Sierra tienen huertos de durazno y membrillo.

Fabrican artesanías con materiales de su medio ambiente: palma, barro, ramas y fibras, con las que elaboran cestos, petates, sombreros, angarillas (cestos hechos con tres aros de ramas trenzadas y una red de fibra natural, que sirven para portar objetos colgados en la espalda y sostenidos en la cabeza). También hacen banquitos con rama de álamo y cuero de chivo o vaca.

 

En San Bernardo se hacen máscaras de pascola y de algunos personajes relacionados con la cava-pizca; pájaros y otros animales tallados en madera de torote. Fabrican instrumentos de cuerda como arpas, violines y guitarras, entre otros. De la resina del árbol Kiki sacan el pegamento para instrumentos musicales como el arpa y el violín.

La producción artesanal es de carácter familiar y recae en la mujer. Estos objetos son para uso doméstico o para su venta en tiendas de la región.

Viviendas

Actualmente, el tipo de vivienda de los guarijíos es variado, pues sus componentes dependen, más que nada, de los recursos naturales a su disposición. La más común es una casa rectangular de una sola habitación, con paredes de varas de otate entretejidas y enjarradas con barro; el techo es de palma, de dos aguas, y está sostenido por postes y vigas de maderas regionales, como el pochote, tempisque o amapa. La casa cuenta con un portal que suele utilizarse como cocina.

Las casas están hechas de adobe, con postes de madera y techos de tierra o de palma; constan de una o dos habitaciones y tienen una enramada anexa de varas, ramas y palma, ahí pasan la mayor parte de su tiempo pues el clima es cálido. Su asentamiento es disperso; las viviendas se encuentran en grupos de dos o tres casas en lo alto de los cerros, cerca de los arroyos o pozos de agua.



En la década de los ochenta se realizaron en la región programas de apoyo a la vivienda; en las comunidades de Los Bajíos y Bavícora hay casas de dos o tres cuartos con techos de palma y pisos de cemento usado principalmente como bodegas pues ellos prefieren dormir fuera de ellas.

En el solar hay una cruz que queda frente a la casa, ahí se realizan las ceremonias tradicionales.

La construcción de las casas es una tarea de los hombres, ellos cortan y acarrean los troncos y la palma, y hacen el adobe. Bajo la enramada, fuera de la casa, se encuentra un fogón para la preparación de alimentos y una vasija de agua. Las sillas, mesas y catres son de fabricación casera, hechas con madera y cuero de chivo o de vaca.

Vestido

En cuanto a la vestimenta, se sabe que hasta mediados del siglo XX los hombres Guarijíos todavía usaban la zapeta (taparrabo), prenda característica de los grupos indígenas de la Sierra Madre Occidental confeccionada con manta. En el caso de las mujeres, su ropa consistía en una falda sin blusa, y casi siempre andaban descalzas.

Tanto los las mujeres como los hombres completaban su vestuario con el sombreo de palma, el cual era una manera práctica de protegerse del sol. El sombrero tradicional de palma, una marcada característica de su traje, hasta la fecha es un símbolo de identidad guarijío.

 

En la actualidad, los hombres guarijíos visten pantalones de mezclilla, cinturón ancho de cuero con hebilla, camisa vaquera de manga larga- casi siempre a cuadros-, chamarra de mezclilla, huaraches, zapatos o botas de cuero y sombreo vaquero o de palma, o cachucha de beisbolista.

La vestimenta tradicional de las mujeres consta por lo general de enaguas o falda amplia y sencilla, medias altas (en Chihuahua), blusa de manta y pañoleta de colores en la cabeza. En ciertas ocasiones, como en las fiestas, en la velación o cuando salen de su localidad para visitar a alguien, cambian su traje por amplios vestidos de una sola pieza, confeccionados con telas estampadas de flores multicolores.

Idioma Guarijío

De acuerdo con la clasificación lingüística de Swadesh y Aranta, el idioma guarijío pertenece al grupo Nahua-Cuitlateco, tronco Yutonahua, familia Pima-Cora, y en él se distinguen tres variantes dialectales, una en Sonora y dos en Chihuahua.


Tradiciones

Las celebraciones del pueblo guarijío se reducen a algunas fiestas del santoral católico, en las cuales se interpretan sones nativos acompañados con danzas típicas, como la tugurada y la pascóla, y se montan representaciones teatrales propias de este pueblo, entre las que destacan la del coyote que es perseguido por un cazador para matarlo y así evitar que perjudique sus sembradíos.

El principal festejo guarijío está dedicado a san Isidro Labrador para solicitarle lluvias y buenas cosechas; otras fiestas importantes son la Santa Cruz, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel, Todos Santos, San Andrés y Nochebuena.



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